Con profundo dolor hemos recibido la noticia del fallecimiento de Lorenzo Rubio, Presidente de honor de CESAL.
El Doctor Rubio, otorrinolaringólogo de gran prestigio nacional e internacional y padre de una extensa familia, fue, desde los inicios de CESAL, uno de sus voluntarios más comprometidos. Así, junto a su infatigable e inseparable mujer, Maria Rosa, nos llevó a dar el salto a África para comenzar a trabajar en este continente.
Su amistad con el misionero comboniano Padre Tiboni y con la enfermera ugandesa Rose Busingye les llevó a Uganda, país del que se enamoraron y en el que volcaron toda su pasión y energías. Viajaron numerosas veces al país ofreciendo lo mejor que tenían: su intachable profesionalidad y, sobre todo, una humanidad llena de atención y cercanía con todas las personas que encontraban que propició fuertes lazos de amistad que, décadas después, aún mantenían.
En el ámbito de su especialidad médica, fue audaz, contribuyendo a formar a varias generaciones de otorrinos en Uganda, desarrollando la especialidad en el país y llevando a cabo misiones médicas en los contextos más difíciles y con los medios más precarios que se pueda imaginar. Con la pasión que transmitía contagió a numerosas personas, colegas, empresarios, amigos y familiares, que también se implicaron en su labor en Uganda a través de CESAL.
Es difícil recordar a Lorenzo y que no surja un profundo agradecimiento por su vida y por su labor. Pero sobre todo por la alegría, la paz y positividad que transmitía, que provocaba que uno se sintiera más reconciliado con el mundo y con uno mismo. Porque, además de un gran hombre, era una persona humilde y llena de gratitud por la vida.
Con estas líneas queremos transmitir nuestra cercanía y cariño a toda su gran familia. Y nos hacemos eco de las muchísimas personas que en Uganda guardan un profundo afecto y agradecimiento a Lorenzo y María Rosa.
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